Pizzetas individuales de calabacín, tomate rosa y queso de cabra | Cocina sin gluten

Os compartimos esta deliciosa receta sin gluten de Mateo Sierra Ballarín (Masterchef Celíaco), del Manual de la Celiaquía publicado por FACE (Celíacos España).  

Ingredientes

Pizza:

  • 200 gr de Harina Base Natur Improver + 50 para la manipulación
  • 50 gr de harina de quínoa
  • 10 gr de levadura de panadería
  • 200 gr de agua
  • 10 gr de semillas de chía
  • 5 gr de azúcar moreno de caña integral
  • 10 gr de sal
  • 1 tomate rosa de Huesca grande
  • 1 calabacín fino, no muy gordo para que sea más tierno
  • Queso de cabra de calidad (en mi caso usé los de mi tierra, como por ejemplo de Benabarre o de Radiquero)

Preparación

  1. En un cuenco pequeño disolvemos la levadura con un poco del agua que vamos a utilizar y el azúcar. La dejamos apartada de momento.
  2. En un bol grande mezclamos las harinas con la sal y mezclamos bien. Hacemos un volcán en cuyo centro pondremos las semillas de chía. Justo ahí añadiremos la levadura disuelta que teníamos apartada y un poco de agua. Poco a poco vamos añadiendo el resto del agua integrándola bien en la masa.
  3. Cuando ya sea una masa como tal ponemos la mitad de los 50 gr de harina que teníamos reservada encima de la mesa, volcamos la masa encima y simplemente la manipulamos para que nos quede una bola lisa. Cuando esté la ponemos dentro del bol donde la hemos amasado que hemos cubierto con un trapo limpio y espolvoreado con algo de harina para evitar que se pegue. La tapamos con otro trapo, sólo que esta vez estará húmedo, y fermentamos hasta que duplique el volumen.
  4. Cuando veamos que se ha hinchado mas o menos el doble vamos cogiendo trocitos de masa y los estiramos sobre un papel de horno al que le añadiremos un poco de aceite. Simplemente estiramos, sin dejar la masa muy fina para que podamos trabajarla bien. Aproximadamente 1,5 centímetros no tendría que dar problemas. Con un corta pastas redondo vais haciendo círculos sobre la masa estirada, retiramos el exceso y con cuidado sacamos los redondos de masa sobre una bandeja de horno caliente con papel de horno. Repetimos el proceso hasta que terminemos de estirarla toda y os aseguro que cunde mucho.
  5. Podréis observar como las primeras que habéis estirado han hecho alguna burbuja porque están en su segunda fermentación… ¡¡y eso es muy bueno!! De este modo, montamos las primeras y vamos horneando. Ponemos una rodaja fina de tomate que podemos adecuar a la forma de la base cortándola un poco si los tomates son muy grandes, seguimos con un capita de calabacín cortado finamente con la mandolina (y si no tenéis podéis usar el cuchillo) y con un poco de sal, pimienta y un chorrito de aceite de oliva lo horneamos a 250º C hasta que la masa este dorada y la verdura cocida con algo de color. Una vez fuera le ponemos unos trocitos de queso a vuestra elección, pero el de cabra es fantástico para esto. Rematad con unas hojitas de albahaca y lo podéis comer al momento, caliente o tibio del tiempo porque es bastante versátil. n un bol amplio mezclamos el aceite con el azúcar y batimos un poco. De uno en uno vamos añadiendo los huevos, primero las yemas y finalmente las claras. Una vez lo tengamos todo bien incorporado añadimos las cucharadas de leche, removemos con cuidado hasta que se haya integrado y finalmente la harina mezclada con el coco rallado.
  6. Cuando este la masa bien homogénea preparamos una bandeja que tenemos precalentada en el horno, ponemos las cápsulas de magdalena encima y distribuimos la masa. Llenamos aproximadamente a la mitad y un poco más para que no se queden muy bajas, pero tampoco se salgan cuando suban en el horno.
  7. Podéis hacer tandas si os sale mucha masa (que seguramente sea lo que pase). Empezad con el horno a una temperatura media/elevada, unos 165º-170º C está bien, dependiendo de la fuerza que tenga vuestro horno. Se llevaran ahí unos 35-40 minutos, a partir de 30 las miráis, las pincháis y chequeáis que lo que introduzcáis en una de ellas sale limpio, libre de masa. Cuando esto pase las sacáis y seguís con la otra tanda si os ha quedado.
  8. Cuando estén frías las magdalenas, hacemos la crema de coco para la decoración. Cuando tengamos la mantequilla en pomada la ponemos en un bol amplio y con unas varillas (eléctricas o manuales) vamos batiéndola con el azúcar glasé, el aceite de coco (que si ponemos frío mejor que templado) y la ralladura de lima. Cuando lo tengamos todo incorporado y bien batido lo metemos en una manga pastelera con una boquilla rizada si queréis, o simplemente la manga con un grosor de 2 cm de diámetro en el corte que le demos para que no salga demasiada crema cuando la pongamos en las magdalenas. Reservamos un poco de crema de coco en un bol.
  9. Con una espátula de untar las tostadas por la mañana o un cuchillo ponemos un poco de crema que habíamos reservado en el bol para hacerle una cobertura y que así se asiente mejor la crema que vayamos a poner con la manga. Una vez las tengamos cubiertas, las metemos dos minutos en la nevera para que se asiente y entonces las decoramos haciendo una forma de espiral desde el perímetro hasta el centro. Cuando lleguemos al centro en vez de cortarla estiramos para arriba con la manga para que se nos haga un piquito. Podemos espolvorear algo de cacao por encima si se quiere, pero es opcional.
  10. Recomendación: Estas magdalenas son muy buenas si se van a comer en el día, pero si se quieren para desayunar por las mañanas o tomarlas en la merienda os recomiendo que obviéis la crema de coco de la decoración y así no las tenéis que guardar en la nevera. En este caso usar un recipiente que cierre hermético pero que respire, como por ejemplo alguno especial para conservar pan o algo por el estilo.

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