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Cuando se padecen enfermedades relacionadas con el neurogluten

Bajo el término neurogluten se engloban distintas enfermedades o trastornos neurológicos relacionados en su aparición, desarrollo y mantenimiento, con la presencia de una intolerancia al gluten, una sensibilidad al gluten no celíaca o directamente con una enfermedad celíaca con manifestaciones extra-intestinales diversas entre las que se incluyen algunas enfermedades neurológicas.

 

El doctor Luis Rodrigo Sáez, uno de los doctores más prestigiosos especializado en neurogluten, y catedrático emérito de Medicina por la Universidad de Oviedo especializado en aparato digestivo, ha explicado que comenzó a darse cuenta de que el gluten puede estar detrás de numerosas enfermedades neurológicas a través de los múltiples trabajos publicados sobre el tema en revistas científicas acreditadas a nivel internacional y de la publicación de estudios de casos que posteriormente aplicó a su práctica clínica, obteniendo la confirmación a través del seguimiento clínico de los pacientes tratados únicamente con una dieta sin gluten, y comprobando los cambios obtenidos en su evolución, sin necesidad de tomar medicación adicional para ello.

El especialista ha relatado en una entrevista publicada en el Diario de León, que podría hablar de una lista de casos es muy extensa, pero como ejemplo pondría el abordaje de muchos niños y jóvenes, aunque también en adultos, del denominado síndrome de Tourette que es un trastorno caracterizado por la presencia de tics motores, caracterizados por la repetición de contracciones de grupos musculares involuntarias, que pueden aparecer en la primera década de la vida y se acompañan con frecuencia de tics fónicos (palabras cortas, sonidos guturales, etc…) así como con Tocs (trastornos obsesivo-compulsivos) y TDAH (trastornos por déficit de atención y con hipermotilidad).

Según Rodrigo Sáez, en muchos de estos casos el cumplimiento estricto de una dieta sin gluten produce una mejoría espectacular, con una disminución progresiva de dichos trastornos motores, llegando a su desaparición completa en el plazo medio de una año, aunque naturalmente deben seguir con una dieta sin gluten de por vida.

De esta manera, el especialista no duda en confirmar que los resultados obtenidos con la retirada del gluten de la dieta son realmente espectaculares, por lo que afirma que «no me extraña que haya tanto escepticismo por parte de muchos colegas y también por los familiares. Pero cuando ven los resultados que se obtienen, no les queda más salida que rendirse a la evidencia y admitirlo de forma clara y permanente«. A esto ha añadido que «por descontado, muchos de estos pacientes no pueden ser etiquetados como celíacos, ya que tienen pocos síntomas digestivos, los anticuerpos frente a la celíaca son negativos, así como los marcadores genéticos e incluso los resultados histológicos de las biopsias duodenales que son mínimos. Por ello encajan mejor estos pacientes en el grupo denominado sensibilidad al gluten no celíaca que se parecen mucho a los celíacos, pero que no cumplen los criterios diagnósticos para ello«.

El listado de enfermedades neurológicas que provoca el gluten es amplia y ha ido aumentando en los últimas décadas, conforme se va aplicando el concepto a distintas enfermedades y analizando sus efectos sobre las mismas. Un ejemplo de esto es la ataxia cerebelosa, que confirmó su relación con el gluten hace más de 40 años por el doctor Marios Hadjivassiliou de la Universidad de Sheffield en Inglaterra, quien junto a su equipo de neurólogos acuñó el término ataxia por gluten para poner de manifiesto la interrelación causal entre ellas.

Pero además, según indica el especialistam son frecuentes las polineuritis, tanto motoras, sensitivas o mixtas, que se benefician claramente de este especial tratamiento dietético; o algunas formas de epilepsia, que bien solo con la dieta, o asociadas con un tratamiento adecuado, se consigue un mejor control, con la posibilidad de reducción de la dosis o del número de fármacos utilizados.

Sobre la afirmación de que quitar el gluten de la dieta puede acabar con las cefaleas, el doctor Rodrigo Sáez afirma que, si no evitarlo totalmente, al menos «su control mejora notablemente en muchos casos«, y añade que «el síndrome de piernas inquietas, es también una alteración neurológica muy frecuente que se puede beneficiar de forma clara en muchos casos».

El especialista no es partidario, no obstante de quitarle el gluten a los niños, aunque defiende que «lo que sí es recomendable es retrasar en los posible su introducción hasta después del primer año de vida y hacerlo de forma paulatina. No hay ninguna prisa en introducirlo precozmente, ya que no es necesario en absoluto hacerlo pronto, para evitar o retrasar en lo posible la aparición y desarrollo de posibles efectos secundarios relacionados con su administración».

Por otra parte, el especialista defiende que la enfermedad celíaca se acompaña con relativa frecuencia de afectación extra-digestiva especialmente en los adultos, y pone como ejemplo la presencia de manifestaciones cutáneas que puede aparecer hasta en un 25 % de los casos, con diversos procesos tales como dermatitis atópica o urticaria. Explica que entre todos ellos, lo más característico es la presencia de brotes de dermatitis herpetiforme caracterizados por la presencia de lesiones vesículo-costrosas de distribución generalizada, con carácter simétrico y que se acompañan de intensos picores especialmente nocturnos.

Además, se ha referido al retraso de crecimiento en niños, que es también muy característico, así comoa  la presencia de trastornos óseos, manifestada como raquitismo en la infancia y osteoporosis en la edad adulta. Según el doctor, se trata de trastornos del metabolismo del hierro que son relativamente frecuentes, expresados en forma de ferropenia crónica, niveles bajos de ferritina y finalmente en forma de anemia ferropénica crónica, todos ellos relacionados con un déficit crónico en la absorción intestinal del hierro.

Por último, el doctor ha explicado que es relativamente frecuente encontrar cambios de carácter, con tendencia a la depresión e irritabilidad, que se presentan principalmente en niños y jóvenes, pero también en los adultos, sin olvidar otros efectos psicológicos como el cansancio aumentado o los trastornos del sueño; ni otros efectos que quedan dentro de la esfera sexual, que se pueden presentar en forma de cambios menstruales, con baches amenorreicos frecuentes y prolongados, o dificultad para quedarse embarazada con presencia de abortos de repetición, impotencia y otros.

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